El ajo, uno de los imprescindibles de la cardiosaludable dieta mediterránea, es uno de los ingredientes básicos del gazpacho, salmorejo, ajoblanco, sofrito o alioli y perfecto acompañante de carnes, pescados, arroces o ensaladas.
Lo que quizás no sepas es que todos los ajos no son iguales. Cuando vayas a la compra encontrarás el ajo tradicional, pero también es muy probable que te topes con otro de origen chino.
En teoría, su origen debería mostrarse en la etiqueta del producto, pero si los compramos sueltos y no encontramos ninguna referencia informativa ¿cómo podemos distinguirlos?
Los ajos chinos están cada vez más presentes en nuestros mercados, y no siempre es sencillo saber cómo diferenciar los ajos chinos de los cultivados en España. En la era donde podemos encontrar productos de cualquier otra parte del mundo, no es de extrañar, más teniendo en cuenta que los ajos chinos han tenido una entrada un tanto silenciosa, pero al final están posicionados en multitud de establecimientos. Estos ajos no son malos, pero tienen características diferentes a los que solemos cocinar.
Cómo te puede afectar el ajo chino
Muchos agricultores chinos están usando pesticidas ilegales y perjudiciales para acelerar la recogida y aumentar la producción. Estos agricultores usan forato y paratión, que son dos pesticidas prohibidos por el gobierno, pero que aun así los usan para regar los cultivos y ahorrarse tiempo y esfuerzo.
Estos químicos ilegales son los que ponen en peligro nuestra salud.
6 Cosas que te ayudan a identificar el ajo chino
El ajo chino suele ser más insípido y tiene peor conservación que el morado
China es el primer productor de ajos del mundo. Son fácilmente reconocibles por su color blanco y su tamaño, más grande que el denominado ajo español. Son reconocibles también por un dato significativo: su precio. Son más baratos.
-Tamaño: La cabeza de ajo tradicionall es mas pequeña que la del ajo chino.
-Forma: El ajo nacional tiene forma esférica mientras que el chino tiene una forma achatada.
-Número de dientes: El morado español tiene 8 ó 9 dientes pequeños. El chino entre 10 y 12 de mayor tamaño.
-Aspecto externo: Las túnicas que recubren el bulbo del ajo morado español son blancas, mientras que en el chino son violáceas.
-Aspecto interno: Esta es la prueba definitiva. Cuando se pela la cabeza del ajo morado español, al retirar las túnicas externas blancas, quedan al descubierto los tonos morados. En el chino pasa a la inversa: aunque esté recubierto por túnicas violáceas, la piel que recubre el diente es blanca.
-Sabor: La alicina es un sustancia organosulfurada que se libera cuando se rompe el diente y que le da el picor, intensidad y sabor característico al ajo. En el caso del ajo morado español, se encuentra en un porcentaje mayor que en el chino, por lo que tiene un sabor más intenso y picante.
«Nuestros ajos son más fuertes, con un sabor más potente. Desde el punto de vista gastronómico, en cuanto a intensidad, un diente de los nuestros equivale a tres o cuatro de los de origen chino, por lo que cunde más en la cocina», asegura Juan Martínez.
En cuanto al precio de venta al público, la diferencia entre ambas variedades es de céntimos, pero los costes y el nivel de producción sí difieren notablemente. Mientras que en España, el primer productor de la UE, en la última campaña se han recogido 173.000 toneladas de ajo, «China produce 12.000 millones de toneladas», asegura Martínez. «El ajo chino entra en el mercado de la UE a un precio de 60-70 céntimos el kilo, mientras que a nosotros nos cuesta 1,20 euros producir un kilo», comenta el secretario técnico de la Mesa Nacional del Ajo, que achaca esta diferencia a que «las exigencias chinas no son las mismas que las españolas en cuanto a calidad, trazabilidad, sistemas de producción, salarios, etc». «Contra ese sistema no podemos competir», advierte.
Por ello, la Mesa Nacional del Ajo ha emprendido una campaña en defensa del ajo español con lemas como «No permitas que el gazpacho de este verano no sea con ajo español» o «Ayúdame a que no me metan un gol los ajos chinos». «Pretendemos llegar al mayor número de personas y que nos concienciemos de que hay que consumir producto español, porque es el sustento de miles de familias y el motor económico de decenas de comarcas rurales de nuestro país», afirma Julio Bacete, presidente de la asociación.
La única pega de este nutritivo producto es que no es muy discreto. El intenso aliento que nos deja es difícil de esconder, incluso después de habernos cepillado los dientes. Aunque todo tiene solución. Podemos mitigarlo con zumo de naranja, manzana, unas hojas de menta e incluso con un vaso de leche, otro eficaz desodorante para evitar la halitosis por la ingesta de ajo.