- Seamos concientes de que tienden a pasar por drásticos cambios de humor.
- Como aún no alcanzan su madurez, toman decisiones precipitadas.
- Sus conductas extrañas y exageradas son una señal de su búsqueda desesperada por identificarse con alguien que para ellos significa seguridad en un mundo en el que ellos aún no se adaptan, es por ello que se revelan contra la autoridad, imitan a sus ídolos y forman sus grupos de amigos.
- Su rebeldía es un forma de probar su autoridad y libertad pero al mismo tiempo se sienten indefensos antes sus debilidades, por eso toman muy apecho sus defectos y los de los demás. Ante estas contradicciones algunos optan por distanciarse y otros por estar en constante discusión.
Cómo debemos actuar los padres en bien de nuestros hijos adolescentes
Para educar a nuestros hijos conforme a nuestros valores e ideales primero debemos tenerlos muy claros nosotros y acordarlos con la pareja. Si queremos que los conozcan, entiendan y respeten debemos trabajar en equipo.
Si uno de los padres da una orden, impone un castigo o premia algún esfuerzo el otro debe apoyarlo y en caso de que no estén de acuerdo, deben platicarlo a solas más nunca discutirlo delante del joven.
Ser coherentes en lo que decimos y hacemos. Si la actitud del joven merece un castigo se le aplica y ya, sin más discusiones.
Los padres deben tener muy en cuenta que la educación de sus hijos debe enfocarse en críar jóvenes maduros, responsables y satisfechos consigo mismos, no enfocados en ganar dinero y prestigio.
Uno de los objetivos principales debe ser proporcionarles a nuestros hijos las herramientas intelectuales y emocionales para enfrentar con fortaleza y coherencia aquellas situaciones difíciles que seguramente se les presentarán tanto en esta etapa como a lo largo de su vida.
No ser padres sobre protectores, tenemos que hacer conscientes a nuestros chicos de que sus conductas traen consecuencias y tienen que hacerse responsables de ellas, como por ejemplo obtener malas notas, actos de rebeldía, falta de respeto a las autoridades, incumplimiento de las reglas en el hogar, etc.
Antes sus cambios de humor, las provocaciones, descortesía o malas actitudes de los jóvenes, aunque nos cueste trabajo debemos mantener la calma y mantener una distancia sana, sin dejar de vigilarlos.
Si llegamos a los gritos, amenazas y hasta golpes no vamos a solucionar nada, sólo es una prueba de que estamos desesperados y estamos perdiendo el control de la situación.
Ante los conflictos de poder e independencia lo mejor es darles cierta libertad, la que consideramos necesaria.
Respetar y confiar en las decisiones de nuestros hijos pero al mismo tiempo imponiéndoles ciertas responsabilidades.
Recordemos que...
Los adolescentes están en una continua búsqueda de respuestas a todas sus inquietudes y problemas comunes de su edad; si ellos buscan esas respuestas en otros lados que no sean sus padres, es porque no pudieron o quisieron ser modelos y educadores. Los padres deberíamos ser la primera opción en los hijos si hemos sido eficientes al comunicarnos con ellos y ganarnos su confianza.
¡Ojo!, generalmente el mal comportamiento de nuestros hijos no es sólo un problema de ellos, seguramente también tiene que ver con su familia.
Podremos culpar a los medios de comunicación o a la influencia de los amigos por la actitud de nuestros hijos, pero recordemos que la primera influencia que reciben viene de su familia.