No debemos forzar a los niños a comer, puesto que ellos mismos saben cuándo necesitan comer y cuándo no.
Los expertos coinciden en que al niño no hay que obligarle a comer. Como todo ser humano, ellos se dan cuenta también cuándo tienen que comer y cuándo es necesario parar. Sin embargo, si estamos constantemente presionándolos para que terminen el plato, no harán caso a su cuerpo, sino a lo que le impongamos.
Julio Basulto, dietista, nutricionista y escritor de varios libros, se refiere al respecto: “No debemos insistir para que nuestros hijos coman algo que no quieren, más cantidad de la que desean o más rápido de lo que pueden”. Si insistimos, solo lograremos resultados negativos.
Por otro lado, es importante que tengamos en cuenta que los niños son, precisamente, niños. Son más pequeños que nosotros y por eso su dieta será distinta a la nuestra. Sobre todo, cuando son más pequeños. Sus estómagos son más reducidos que los nuestros, por ende, no podemos esperar que sus raciones sean del mismo tamaño.
Consecuencias de obligar a los niños a comer
Creemos que le estamos haciendo un bien al niño cuando le insistimos para que coma algo que no le gusta o para que termine su plato. Pero no es así.
Insistir al niño puede generar rechazo hacia el alimento que intentamos que ingiera.
Por otro lado, si el pequeño continúa comiendo cuando se encuentra satisfecho, estará ingiriendo más alimentos de los que necesita. Cuando un niño come más de lo que necesita pueden aparecer los problemas de sobrepeso.
¿Cuáles son las conductas habituales que debemos evitar?
- Amenazar al niño con privarle de alguna actividad que le gusta
- Hacerle sentir mal
- Decirle mentiras
- Presionarlo
- Atemorizarlo
- Maltratarlo psicológicamente
¿Qué podemos hacer para que coman?
- Darle tiempo: Cada persona come a su manera y a su ritmo. Ambos padres probablemente tengan distintos tiempos. Es importante comprender esto y no presionar al niño. Respetar su tiempo para cada comida hará que se sienta más tranquilo y cómodo al comer.
- Ofrecer poco a poco los alimentos nuevos: Los niños deben asimilar y acostumbrarse a cada nueva comida. Si les ofrecemos muchos ingredientes nuevos en una misma comida les resultará más difícil asimilarlo. Lo harán mejor si les sugerimos de poco en poco los nuevos platos, sin forzarles a comer alguno si en primera instancia no lo acepta.
- Evitar las distracciones: La hora de comer debe ser exclusivamente pare eso. Es preferible evitar la televisión y todo tipo de juguetes. De esta forma los niños se focalizarán sólo en los alimentos.
- Comer con la familia: Es importante que adquieran el hábito de comer mientras lo hacen los demás. Incorporarlo a la mesa en los horarios en los que habitualmente comemos mejorará su relación con el entorno y con la alimentación. Recuerda que a medida que van creciendo quieren sentirse incluidos y ser parte de todo lo que haces.
- Da el ejemplo: Si quieres que tu hijo coma algo, tú también debes comerlo. Si intentas darle de comer algo que tú no estás dispuesto a comer, ¡lo tienes difícil! Debes demostrarle al niño que eso que intentas que coma es rico y también te agrada.
- Evita poner caras de intriga o preocupación al dar un alimento nuevo: Lo mejor es que sea algo natural. Si no, el niño percibirá que algo no está bien y se alarmará, aumentando la probabilidad que rechace la comida.
- Evitar los dulces y otro tipo de alimentos antes de la hora de la comida: Si le permitimos comer bocados antes del horario de almuerzo o cena, el niño estará menos predispuesto a ingerir alimentos. Si le ofreces algo que no le tienta demasiado, le será más fácil rechazarlo puesto que ya habrá comido algo antes.
Recuerda que cada uno tiene su tiempo, y respetar el tiempo del niño ayudará a construir una mejor relación y brindará las herramientas para que le puedas ofrecer una alimentación más sana.