Cuando una persona está mucho tiempo acostada o tumbada debido a una enfermedad o la edad es común la formación de escaras.
La piel se somete a mucha presión y en ciertas áreas puede aparecer primero enrojecimiento, luego ampolla y posteriormente una llaga o úlcera.
Para que esto no suceda o se pueda tratar, te recomendamos que leas el siguiente artículo.
Qué son las escaras
Aquellos pacientes que deben mantener el reposo por largos periodos suelen sufrir la aparición de las también conocidas “úlceras por presión”.
Estas heridas pueden ser muy dolorosas y aumentar la incapacidad de las personas para moverse.
Las escaras se producen por la presión que ejercen los huesos contra el colchón o cojín.
En el medio está la piel, que se queda sin riego sanguíneo y va produciendo necrosis. También pueden deberse a la humedad de una zona cuando la persona sufre de incontinencia urinaria.
La maceración del sacro y la presión de estar acostado no es una buena combinación.
Estas llagas se clasifican según la cantidad de capas de piel a las que afecten. Van desde el simple enrojecimiento hasta la afectación del hueso.
Las escaras pueden causar infección y mucho sufrimiento ya que se van agravando si la persona no cambia de posición.
Los factores de riesgo que aumentan la formación de escaras son:
- Edad avanzada
- Inmovilidad total
- Incontinencia urinaria o falta de control del aparato excretor
- Desnutrición o deshidratación
- Enfermedades de curación lenta
- Trastornos mentales (demencia, confusión, alzhéimer)
- Uso de medicamentos sedantes
¿Cómo prevenir las escaras?
Este problema es muy habitual en los pacientes mayores y tanto los enfermeros como cuidadores y familiares deben estar atentos para evitar su aparición y desarrollo.
Algunos consejos para prevenir las escaras:
1. Cambiar la postura cada 2 o 3 horas
Según las posibilidades del enfermo, es necesario rotarlo de lado, con el fin de que la sangre circule y, a la vez, que la piel no esté presionada siempre en el mismo lugar.
- Por ejemplo, se pueden usar cojines para la espalda y ladearlo hacia la derecha o la izquierda.
2. Inspeccionar las áreas vulnerables
Hay sectores del cuerpo donde las escaras son más comunes: talones, caderas, sacro, rodillas, orejas y hombros.
Cuando hay enrojecimiento se debe tratar en seguida para evitar que aparezca la llaga.
3. Mantener la higiene corporal
Por más que la persona esté siempre acostada, transpira y se ensucia. Un aseo completo o ducha diaria es fundamental para reducir el riesgo de aparición de escaras.
- Siempre se debe usar jabón neutro y no frotar.
- El secado es también importante, ya que la humedad acelera el proceso de enrojecimiento.
4. Reducir los puntos de presión
Al usar cojines o elementos especiales que se consiguen en las tiendas de rehabilitación o cuidados de enfermos es posible evitar esas zonas de la piel que presionen con el colchón, sofá o silla de ruedas.
- Por ejemplo, cuando las piernas se presionan entre sí, se puede colocar una almohada entre las rodillas.
- Hay almohadillas y otros elementos que pueden servir en estos casos.
5. Alimentar e hidratar bien al paciente
La dieta equilibrada y acorde a las necesidades de la persona es fundamental para mejorar su salud y contar con todos los nutrientes que precisa.
Además de agua, infusiones o sopas, se recomienda la gelatina para aumentar la ingesta de líquidos.
6. Evitar la presión de los talones
Se puede colocar un cojín en los gemelos para que los pies queden “colgando”, siempre teniendo en cuenta que las sábanas y mantas no opriman los dedos.
para ello, deja la ropa de cama lo más holgada posible.
7. Masajear
Dos o tres veces al día es muy importante realizar masajes para aumentar la circulación y evitar que los músculos se entumezcan.
Se recomienda el uso de lociones o cremas especiales.
Nunca masajear las prominencias óseas, ya que pueden ejercer más presión en la fina capa de piel que las rodea.
8. Cambiar la ropa y las sábanas
Comprueba que las prendas que lleva el paciente son las adecuadas.
- No pueden estar muy ajustadas, pero tampoco demasiado sueltas ya que, en el primer caso, no permite a la piel “respirar” y, en el segundo, puede enrollarse y ejercer más presión en ciertas zonas.
- La ropa no puede tener botones, cremalleras ni costuras gruesas.
- En el caso de las sábanas es muy importante cambiarlas periódicamente sobre todo para evitar la humedad y la suciedad.
9. Ejercitar
Si el enfermo no puede moverse por sus propios medios, la persona encargada debe ayudarle para ejercitar las piernas, los brazos, el cuello, etc.
Estas movilizaciones mejoran la circulación y reducen el tiempo de presión contra la cama.
Remedios naturales para tratar las escaras leves
Solo en los casos leves las escaras pueden tratarse con remedios caseros. Algunos que pueden servir son:
1. Aloe vera
Podemos conseguirlo en crema o directamente cortar el tallo de forma horizontal (y retirar el gel interior).
El aloe vera enfría la piel, aumenta el flujo sanguíneo, evita la infección y alivia al instante.
2. Leche de magnesia
Se consigue en las casas naturistas y sirve para reducir el enrojecimiento y la hinchazón. Se debe aplicar con un algodón tres veces al día.
3. Miel
Por sus propiedades antibacterianas ayuda cuando la llaga se ha formado recientemente. Además, humecta la piel.
Aplica un poco de miel y tapa con un vendaje.