"La Crisis de la mediana edad" ¿Se puede evitarla?

La crisis de los 40 puede pasar a ser una simple anécdota si la empezamos a ver como lo que es: una etapa maravillosa, madura, en la que estamos mucho más asentados


Estamos cerca de los 40 y la palabra “crisis” ya resuena en nuestros oídos. Nos encontramos en la etapa de la mediana edad.



Pero… ¿Estamos condenados a sufrir la tan temida crisis de los 40 o podemos esquivarla?
No podemos obviar que cuando llegamos a la mediana edad sufrimos un cambio en nuestro desarrollo biológico que tiene un gran impacto psicológico en nosotros.
Lo mismo que ocurre en la época de la adolescencia, pero ahora a otros niveles.
Tenemos una mayor conciencia sobre la mortalidad, el desgaste de los años vividos se hace notar en nuestro cuerpo y la palabra “jubilación” empieza a estar cada vez más presente.

Es entonces cuando entramos en una gran crisis por volver a revivir la juventud olvidada años atrás.

La sociedad tiene mucho que ver con esta crisis


¿Quién nos ha metido en la cabeza que a los 40 estamos acabados? ¿Quién ha propiciado esos episodios de ansiedad que aparecen cada vez que se acerca la fecha en la que cumplimos años?
La sociedad que a base de publicidad engañosa nos hace desear siempre una eterna juventud.
Una juventud que no podemos retener, sin embargo, olvidamos la madurez, el crecimiento personal que hemos experimentado gracias a nuestras vivencias.
Todo eso no cuenta nada y cuando llegamos a los 40 ¡pum! Algo estalla y todo se nos va de las manos.
No es algo baladí que algunas personas pasen por esta crisis y otras no. La diferencia radica en la importancia que se le da a cumplir años, a la aceptación que uno mismo hace de sí mismo y su propio cuerpo.
Es necesario admitir que hay un cambio. Con 40 años no tenemos el mismo cuerpo que con 20, pero ¿y qué? No pasa nada, no podemos ser eternamente jóvenes.
No obstante, nos entristecemos y nos resistimos a aceptar lo que ya está sucediendo.
  • Si tenemos hijos muy pequeños pueden que lleguen a confundirnos con sus abuelos en vez de con sus padres.
  • Si ya son adolescentes, puede que se avergüencen de salir con nosotros a pasear por si los ven sus amigos.
Todo esto son situaciones que pueden minar nuestra autoestima que se derrumba inexorablemente cada vez que nos miramos al espejo y rechazamos esa imagen que nos devuelve.
No por nada en especial, sino porque la sociedad nos dice que lo que está en su sitio, terso, sin imperfecciones, es lo deseable.
No debemos dejar de lado que todo lo que se nos muestra en la televisión, revistas o en la publicidad está en la mayoría de las veces retocado. Eso no es real, es una ficción.


Así pues, empecemos a ver las cosas buenas que tiene llegar a la mediana edady empecemos a decirle “adiós” a la tan temida crisis de los 40.

La madurez, una etapa para disfrutar


La madurez es una etapa para disfrutar, sin dejarnos llevar por esas inseguridades que pueden hacer que entremos en crisis, empecemos a gastarnos dinero, rompamos muchas relaciones y hagamos verdaderas locuras por no tener los pies en la tierra.
Es un periodo de nuestra vida en el que podemos deleitarnos. Posiblemente, ya tenemos un bagaje profesional importante, nos dedicamos a lo que nos gusta y tenemos cierta estabilidad económica.
En el plano de las relaciones, hemos aprendido mucho de ellas, quizás incluso hemos tenido hijos y ahora puede que sean mayores o que hayamos decidido tener una familia.
En ambos casos, todo tiene sus beneficios.
  • Si los hijos son mayores, tenemos tiempo para nosotros o para disfrutarlo con ellos sin tener que cambiar pañales o soportar noches sin dormir.
  • Si son pequeños, estaremos más tranquilos ya que gozamos de una gran madurez y tenemos una estabilidad que no nos quita el sueño.
Llegar a la mediana edad tiene multitud de cosas buenas, al igual que las han tenido las demás etapas de nuestra vida. Entrar en crisis o no es algo que tiene una parte claramente psicológica.
Si los años no nos pesan y sonreímos por estar vivos un año más cada vez que soplamos las velas, posiblemente no sepamos nunca lo que es vivir la crisis de los 40.
Pues esto es más una cuestión de actitud ante esta nueva etapa que nos espera.

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