Son muchos los estudios que demuestran que las personas que viven con un gato gozan de una mejor salud psicológica que los que no. Todos los dueños de gatos comprueban día a día, el poder que tienen sus amigos con garras y que no siempre pueden explicar.
“Cuando algunas noches me siento muy estresado, sin ganas de comunicarme con otras personas, tomo a mi gato, lo apoyó sobre sus rodillas y le cuento mis problemas. Él se queda sentado mirándome y me deja hablar sin contradecirme. Su ronroneo regular me tranquiliza.
Cuando ya no tengo nada más para contarle, simplemente lo acaricio en silencio y poco a poco comienzo a sentir una paz indescriptible.” Es la experiencia que cuenta Raúl, un hombre de 48 años que vive solo.
Pero tener un gato no es solamente bueno para nuestra salud mental, sino también para nuestra salud física. Esto es en todo caso lo que demostraron los investigadores luego de realizar un estudio por medio del cual llegaron a estas conclusiones. Pero, ¿de qué manera los gastos contribuyen a la salud de sus propietarios?
Te vas a sorprender con los efectos beneficiosos que pueden tener sobre nosotros.
1) Salud para el corazón.
¿Y si para curar tu corazón sólo hiciera falta tener un gato? Durante 10 años los investigadores de la Universidad del Instituto del AVC de Minnesota en Minneapolis, llevaron a cabo un estudio sobre personas que tenían gatos y otras que no los tenían. El fin era demostrar cuáles serían los beneficios de los gatos en la salud cardíaca.
Resultados: el 30% de los propietarios de gatos eran menos susceptibles a padecer crisis cardíacas o accidentes cerebrovasculares que los que no tenían gatos.
2) Estabilidad emocional.
Aunque tengamos una naturaleza solitaria, la compañía de un gato es capaz de hacernos sentir mejor, además de hacernos sentir acompañados. Ya sea que hayas elegido vivir solo o te encuentres solo por distintas circunstancias, la complicidad que se genera con un gato cuando no tenemos otras personas con las cuales interactuar, es sumamente beneficiosa.
3) Baja de la presión arterial.
¡Qué bien que nos hace sentir acariciar un gato! Seguramente habrás notado que cuando acariciamos cualquier animal, nos sentimos mejor. Y el caso de los gatos, sumamos además un efecto de calma que ayuda a disminuir la presión arterial.
Esto es en todo caso lo que se obtuvo como resultado en un estudio que se realizó en la Universidad de Nueva York. Al parecer, los gatos son capaces de ayudarnos a bajar la presión arterial.
4) Alivian el estrés.
Cuidar un gato, tomar un gato entre los brazos o simplemente acariciarlo; puede contribuir a reducir los niveles de estrés. El ronroneo del gato tiene un efecto tranquilizador en sus propietarios.
Al contrario que los perros, la mayor parte de los gatos necesita poco cuidado. Sólo deben recibir agua y comida y limpiar el recipiente que utilizan para sus necesidades.
5) Garantiza nuestro equilibrio mental.
Si el gato es capaz de tranquilizarnos, también tiene efectos positivos sobre nuestra salud mental particularmente en las personas de edad, los estudiantes y las personas afectadas por enfermedades crónicas. Nos hacen bien y nos ayudan a mantener ideas positivas.
6) Refuerzan los huesos.
El ronroneo del gato tiene un ritmo meditativo que nos ayuda a encontrar el equilibrio, en especial cuando lo tenemos en brazos. Hay quienes afirman que la frecuencia del ronroneo del gato puede ayudar a curar las fracturas óseas.
7) Vivir más.
Se dice que los gatos tienen siete vidas… ¿Será para vivir tanto tiempo como sus dueños?. Al revés de con otros animales, los gatos pueden vivir alrededor de 20 años que es el equivalente a 100 años de la vida humana. Una longevidad que coincide a menudo con la de sus propios dueños. Al parecer, quienes tienen gatos podrían vivir más tiempo que quienes no lo tienen.
Tener un gato asegura no solamente beneficios en términos de salud, sino también una vida más larga y más feliz.
8) Son perceptivos.
Al igual que los perros, los gatos detectan nuestro estado de ánimo y aunque parezcan poco demostrativos, quienes han tenido un gato saben que son animales sensibles capaces de demostrar afecto a su manera. Los gatos son como “esponjas emocionales” y el ronroneo libera en nosotros serotonina, la hormona de la felicidad.
Verónica pudo comprobarlo por sí misma. “Mi psicoanalista tenía un gato. Durante las sesiones, se quedaba tranquilo sentado en su lugar durmiendo plácidamente; pero de manera increíble, en los momentos difíciles, el gato saltaba al diván en el que yo estaba y se acostaba a mi lado.”
Los gatos pueden verse como animales independientes y desprovistos de la capacidad para demostrar cariño, pero quienes han tenido un gato saben que, aun cuando les gusta estar solos y alejarse durante algunas horas, también nos buscan cuando quieren caricias y eligen el momento para relacionarse con nosotros.
Los gatos nos permiten sentirnos de mejor humor, nos liberan de energías negativas y nos sorprenden con sus habilidades.
¿Ya tuviste tu experiencia con gatos? ¡Comparte tu opinión y deja tu comentario!