“Nick y yo le dijimos a Sophia que, si era capaz de ir al baño cada vez que quisiera hacer caca, podría elegir un premio especial. Por supuesto, eligió una muñeca nueva. Está totalmente obsesionada con las muñecas.
Ella y su madre, Brandi Benner, visitaron un Target cerca de su casa en Carolina del Sur, donde Sophia pasó 20 minutos mirando todas las muñecas en el pasillo de juguetes.
“Ella seguía volviendo a la muñeca doctor, porque en su mente, ella ya es un médico”, dijo Benner. “A ella le encanta jugar a hacer revisiones, y si tú entras a la casa, ella te dirá que un chequeo médico es lo primero que necesitas”.
Cuando estábamos a punto de pagar, la cajera le preguntó a Sophia si iba a ir a una fiesta de cumpleaños. Las dos la miramos totalmente confusas. Entonces, señaló a la muñeca y le preguntó a Sophia si la había elegido para una amiga.
Sophia siguió mirando a la cajera totalmente desconcertada y entonces yo le expliqué a la mujer que era un premio por haber aprendido a usar el baño correctamente.
Le responde a la cajera
La cajera me miró totalmente perpleja, luego miró a Sophia y le preguntó: ‘¿Estás segura de que quieres esta muñeca, cariño?’. Sophia por fin entendió algo de lo que decía la mujer y contestó: ‘¡Sí, por favor!’. La cajera respondió: ‘Pero no se parece a ti.
Tenemos muchas otras muñecas que son más parecidas a ti’. De inmediato me enfadé muchísimo, pero antes de que pudiera decir nada, Sophia le contestó: ‘Sí se parece a mí. Ella es médico y yo también soy médico.
Y yo soy una niña guapa y ella también es una niña guapa. ¿Ve su lindo cabello? ¿Y ve su estetoscopio?’.
Afortunadamente, la cajera decidió dejar el asunto en paz y dijo: ‘Oh, qué bien’.
Benner dice que el dibujo animado de la televisión “Doc McStuffins” el enseñó a Sophia la palabra “estetoscopio”. Pero ella le da crédito a Sophia por saber lo que es importante: el tono de piel de la muñeca no importa. Para Sophia, ella y la muñeca comparten las mismas aspiraciones.
Benner se sintió aliviada de que no tuviera que defender la elección de su hija y se alegró de que Sophia no se sintiera perturbada por la pregunta de la cajera.
“Si ella fuera otra niña, eso podría haberla desanimado”, dijo Benner.
Esta experiencia ha confirmado mi creencia de que no nacemos con la idea de que el color de nuestra piel importa. Tenemos diferentes tonos
Esto me ha hecho recordar el día en que un adulto le preguntó a un niño si en su escuela había extranjeros; y él le contestó que no, que solo había niños. Y es que a los ojos de los niños inocentes todos somos iguales.
Esto me ha hecho recordar el día en que un adulto le preguntó a un niño si en su escuela había extranjeros; y él le contestó que no, que solo había niños. Y es que a los ojos de los niños inocentes todos somos iguales.
Lástima que más tarde los prejuicios nos hagan pensar que no es así.