Una de las leyes de Murphy dice que “si algo puede salir mal, saldrá mal”. ¿Estás de acuerdo con esta afirmación? Yo no. En absoluto. Creo que si algo puede salir mal, podemos esforzarnos porque salga bien y en caso de que salga mal podemos volver a intentarlo, porque creo que el verdadero fracaso, es ceder al fracaso.
Se suele decir que en la vida los más fuertes “se comen” a los más débiles. Pero no debemos olvidar
que los que son más fuertes no necesariamente son los que tienen los músculos más grandes, sino lo que desarrollaron una mejor técnica o táctica. Es decir, lo que cuenta para ellos, es la estrategia.
Entonces… ¿Qué hacer? Cuando nos encontramos en una posición de fracaso… ¿Cómo seguir cuando sentimos que todo sale mal? ¿Huimos? ¿Bajamos los brazos y nos dejamos “comer” por los más fuertes?
Cada situación tiene su particularidad y su técnica. En algunos casos, hay que mantenerse firme y ceder, porque si bajamos los brazos tal vez no volvamos a levantarlos nunca. Pero en otras situaciones, bajar los brazos puede ser una estrategia para detenerse a pensar y evaluar de qué manera podemos rearmarnos y enfrentarlas nuevamente.
En momentos de incertidumbre, bajar los brazos de manera estratégica puede equipararse a la expresión de “retroceder para tomar impulso” y saltar nuevamente pero, esta vez, después de haber bajado los brazos para analizar un mejor salto, un salto más alto o un salto a mayor distancia. ¿Qué es lo más importante para nosotros? Es la pregunta que debemos formularnos para que las respuestas no nos hagan abandonar la carrera incluso antes de haberla comenzado.
En el amor por ejemplo, muchos se preguntan: ¿realmente me ama? ¿Piensa en mí? ¿Soy importante para él o ella? Son preguntas interesantes, pero también podríamos formularnos otras a nosotros mismos: ¿realmente lo amo o la amo? ¿Pienso en él o en ella? ¿Esta persona es importante para mí?
Es cierto que hay que tener valor para cuestionarse una relación de pareja porque muchas veces tenemos miedo de las respuestas del otro o aún más miedo, de nuestras propias respuestas. Pero es bueno cada tanto preguntarnos todo esto porque por lo general, nos cuestionamos lo que el otro siente y no lo que sentimos nosotros mismos.
Los que ya vivimos algunos años sabemos que la vida puede dar muchas vueltas. Es extraña, impredecible, llena de sorpresas e imprevistos y no siempre sabemos cuántas etapas tendremos que atravesar, ni cuantos obstáculos tendremos que superar para alcanzar la felicidad y lograr nuestros objetivos, o simplemente resolver nuestros problemas. ¿Cuántas personas dejaron de luchar cuando tal vez sólo les faltaba dar un paso más para alcanzar sus sueños? En esto queremos concentrarnos hoy; en la necesidad o casi en la obligación que tenemos todos de seguir adelante y de nunca ceder.
Mantener la esperanza, afianzar el coraje y la tenacidad necesarios para dar ese último paso o ese primer paso, teniendo siempre en mente que la vida es como una especie de “amiga protectora” que camina a nuestro lado, dispuesta a tendernos una mano en la forma de una ayuda externa en la cual tal vez nunca habíamos pensado.
Muchas veces los consejos y las ideas vienen de quien menos los esperamos. Un autor anónimo que debió haber sido una persona que atravesó situaciones difíciles y que tuvo claro que lo único que podía hacer y lo único que debía hacer era seguir adelante, pudo traducir este mensaje en una poesía maravillosa que particularmente, me resultó conmovedora.
No te rindas.
No te rindas, aún estás a tiempo De alcanzar y comenzar de nuevo, Aceptar tus sombras, Enterrar tus miedos, Liberar el lastre, Retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso, Continuar el viaje, Perseguir tus sueños, Destrabar el tiempo, Correr los escombros, Y destapar el cielo. No te rindas, por favor no cedas, Aunque el frío queme, Aunque el miedo muerda, Aunque el sol se esconda, Y se calle el viento, Aún hay fuego en tu alma Aún hay vida en tus sueños. Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo Porque lo has querido y porque te quiero Porque existe el vino y el amor, es cierto. Porque no hay heridas que no cure el tiempo. Abrir las puertas, Quitar los cerrojos, Abandonar las murallas que te protegieron, Vivir la vida y aceptar el reto, Recuperar la risa, Ensayar un canto, Bajar la guardia y extender las manos Desplegar las alas E intentar de nuevo, Celebrar la vida y retomar los cielos. No te rindas, por favor no cedas, Aunque el frío queme, Aunque el miedo muerda, Aunque el sol se ponga y se calle el viento, Aún hay fuego en tu alma, Aún hay vida en tus sueños Porque cada día es un comienzo nuevo, Porque esta es la hora y el mejor momento. Porque no estás solo, porque yo te quiero.