Normalmente muchas personas miden el valor de un padre en base a lo costoso de sus obsequios o en su responsabilidad monetaria sobre la vida de sus hijos. Estos actos con carácter netamente económico tienden a ser la justificación para la ausencia de la figura paternal durante la crianza.
Sin embargo, el dinero y todas las cosas materiales no son sinónimos de ser un buen padre, ya que esta es una ardua labor para la cual no todas las personas están preparadas sin importar su posición social o cifra en el banco.
Ya que la paternidad requiere de compromiso, dedicación, paciencia, trabajo duro, esfuerzo y de gran amor a la familia. Para ello se debe ser capaz de reconocer la importancia de los lazos filiales por encima de los bienes materiales, el trabajo o el círculo social.
Cada padre posee distintas formas de expresar su amor y cariño hacia sus hijos. Es por ello, que existen quienes optan por las palabras, por ser la presencia constante y sobreprotectora, e incluso por aparentar indiferencia.
Sin embargo, en lo profundo de su ser, cada padre sin importar su método de expresión, comparte ciertas características que demuestran su verdadero valor como figura paternal.
Señales que indican que es un buen padre
Nunca se marcha
La paternidad es una ardua labor de constantes avances y retrocesos, por lo que la constancia y el esfuerzo forman parte del carácter de un buen padre. Ya que permanece junto a su familia enfrentando todo tipos de adversidades que puedan surgir con el paso del tiempo.
Esto se debe a que su vínculo con sus hijos y pareja no son un juego, por lo que abandonarles no representa una opción. Al contrario, enfrentan con ferocidad cada problema en búsqueda de una solución que le brinde tranquilidad a los suyos.
La familia es primordial
Para algunas personas el trabajo, el dinero o los amigos son la prioridad y la meta más importante que poseen en su vida. Sin embargo, un padre consciente es capaz de reconocer el valor de cada uno de estos aspectos, sin dejar que estos le cieguen con respecto a la importancia de su vida familiar.
Ya que un buen padre reconoce que sus hijos son su prioridad número uno y su principal motivación. Por lo que sin importar lo agotadora de la rutina diaria o los problemas en el trabajo, siempre esperará con anhelo la hora de regresar a casa y encontrarse con su familia.
Un buen padre participa activamente en la crianza
Un buen padre siempre permanecerá atento al proceso de crianza de sus hijos, ya que en conjunto con su pareja, son los responsables directos de ser la brújula moral de la familia.
Motivado a que los niños siempre intentan copiar el ejemplo que reciben desde su propio hogar. Es por ello que los padres enseñan a sus pequeños cómo convertirse en buenas personas, siendo educados, amables, generosos, a cómo relacionarse con otros y a cómo superar los distintos obstáculos de la vida.
Convirtiéndose en una fuente de consejos y motivación para sus hijos, quienes ven en su padre, una figura de confianza, respeto y de seguridad. Capaz de resolver la mayoría de sus dudas y con el cual pueden contar incluso en los momentos más difíciles.