El mes de junio es el mes de bodas más popular del año, la mayoría de las parejas en el mundo entero deciden dar el “sí,” comprometiéndose a una relación de por vida que estará llena de amistad, alegría y amor que los llevará a sus últimos días en esta Tierra.
El Estudio del Matrimonio
Los científicos que se dedican al ámbito que engloba a la sociedad comenzaron por primera vez a estudiar los matrimonios observándolos en acción en la década de 1970 en respuesta a una crisis: las parejas casadas se estaban divorciando a un ritmo sin precedentes.
Preocupados por el impacto que estos divorcios tendrían en los hijos de los matrimonios rotos, los psicólogos decidieron arrojar su red científica sobre las parejas, llevándolos al laboratorio para observarlos y determinar los ingredientes de una relación sana y duradera.
Con un equipo de investigadores, los científicos conectaron a las parejas con electrodos y les pidieron que hablaran sobre su relación, cómo se conocieron, que contasen un gran conflicto que tuvieron que enfrentar juntos y por último que dijesen un recuerdo positivo y bonito que tenían juntos. Mientras hablaban, los electrodos midieron el flujo sanguíneo, las frecuencias cardíacas y la producción de sudor de los sujetos. Luego, los investigadores enviaron a las parejas a casa y les dieron seguimiento seis años después para ver si seguían juntos.
A partir de los datos que recogieron, Gottman separó a las parejas en dos grupos principales: los maestros y los desastres. Los maestros seguían felices juntos después de seis años. Los desastres habían roto o eran crónicamente infelices en sus matrimonios.
Pero, ¿qué tiene que ver la fisiología con todo esto? El problema era que los desastres mostraban todos los signos de excitación – como estar constantemente en modo de lucha o huida – en sus relaciones. Tener una conversación sentados al lado de su cónyuge era para sus cuerpos, como enfrentarse a un tigre dentado con sable.
Hay un hábito mental que tenían los maestros , explicó Gottman en una entrevista,que es el siguiente: “están escaneando su entorno social en busca de cosas que tienen sus parejas que pueden apreciar y agradecer. A lo largo de los años construyeron una cultura de respeto y aprecio con mucho propósito. Los desastres están analizando el entorno social en busca de los errores de sus parejas “.
Las señales claras
Han encontrado que el desprecio es el factor número uno que desgarra a las parejas. Las personas que están enfocadas en criticar a sus parejas se pierden un 50% de las cosas positivas que sus parejas están haciendo e incluso pueden crear negatividad cuando realmente no hay nada malo en el ambiente.
Las personas que dan a su pareja la espalda o una contestación fría dañan la relación haciendo que su pareja se sienta inútil e invisible, como si no estuvieran allí, no se sienten valoradas/os. Y las personas que tratan a sus parejas con desprecio y las critican no hacen más que agravar el daño.
La bondad (junto con la estabilidad emocional) es el predictor más importante de satisfacción y estabilidad en una relación. La amabilidad hace que cada pareja se sienta cuidada, comprendida y validada – en resumen, que se sienta amada.
El momento más difícil para practicar la bondad es, por supuesto, durante una pelea, pero este es también el momento más importante para ser amable. Dejar que el desprecio y la agresión se salgan de control durante un conflicto puede causar un daño irrevocable a una relación.